Friday, December 26, 2014

Borges y la conferencia.




La espontaneidad de las reacciones de Borges se confirma con la anécdota que cuenta Norman sobre la vez que acompañó a Borges y su esposa a dar una charla en un pueblo del Sur argentino que implicaba un prolongado viaje en tren de seis horas. Cuando llegaron se llevaron la sorpresa de que alguien había cometido un error al elaborar la invitación: la conferencia había tenido lugar el día anterior. Los funcionarios del colegio estaban furiosos. "Este insulto es imperdonable, Dr. Borges, vamos a llegar hasta las últimas consecuencias. ¡La secretaria que haya cometido este error será despedido!". Borges los dejó con la boca abierta. "¡Pero por qué?" dijo. "¿Acaso no se dan cuenta de que estoy encantado? ¡Ya no voy a tener que dar ninguna conferencia!". Sin embargo ellos, y su señora, persistían en su enojo. "Al menos hay que dar el nombre de quien haya cometido este error". "No, por favor, no", insistió Borges. "¿No se dan cuenta de que le estoy agradecido? Ella es mi benefactora. Si la castigan no vuelvo nunca más."

Del libro Conversations, de Richard Burgin.


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